¿Es posible ser libre?

"La mejor ley de prensa es la que no existe". La frase, pronunciada el lunes pasado por el presidente de Uruguay José Pepe Mujica, sirvió para demostrar, una vez más, como los medios de comunicación pueden interpretar para su conveniencia distintas frases o actos, en especial en este contexto de guerra mediática que enfrenta al Gobierno argentino con el Grupo Clarín y La Nación.

El mandatario uruguayo quiso decir que lo ideal sería que no hubiese ninguna ley para controlar a la prensa, porque en ese utópico caso la prensa no necesitaría control. Algo similar a lo que ocurre con la ideología anarquista: es prácticamente imposible aplicarla porque en ningún país el total de la población puede controlarse y vivir sin molestar a nadie.

Sin embargo, la sanción y aplicación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que pretende democratizar los medios de comunicación, otorgarle a todos la posibilidad de expresarse y evitar la concentración de poder, perjudica severamente al Grupo Clarín, que posee más de 250 licencias. Justamente el diario Clarín, bastión más fuerte del grupo, fue quien resaltó las palabras de Mujica, como una forma de mostrarles a los lectores que un líder latinoamericano pide que no haya leyes que controlen a la prensa.

            El domingo pasado, el pueblo venezolano votó en las elecciones parlamentarias, que significaron una prueba para saber cuánto apoyo tiene Hugo Chávez, el presidente de ese país. El oficialismo consiguió 98 bancas en la Cámara de Diputados sobre 165, pero no logró la mayoría –que es de dos tercios, o sea 110-.

            Los medios oficialistas argentinos, en línea con algunas de las políticas de Chávez, informaron que el partido del presidente venezolano ganó las elecciones, mientras que Clarín y La Nación titularon que el oficialismo en Venezuela perdió las elecciones. La realidad es que el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), el partido de Chávez, obtuvo más bancas que los opositores -98 a 65-, pero no alcanzó los dos tercios y tendrá que mantener acuerdos para gobernar.

            ¿Quién miente? ¿El Grupo Clarín, ahora bajo la lupa por los casos de Papel Prensa y Fibertel, o el Gobierno Nacional, que es tildado de autoritario y pone en su lista de enemigos a todos los que no concuerden con sus ideas?

            Todos mienten, y todos dicen su verdad, aquello que les sea favorable a sus intereses. Hay que dudar de todo, escuchar todas las voces y chequear fuentes para generar una opinión propia. Es posible ser libre, solo es necesario dudar.