domingo, 26 de diciembre de 2010

Víctor Hugo Morales por un colega


Conocido durante muchos años por el relato del 2° gol de Diego Armando Maradona a Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de fútbol de México en 1986, en el que hizo célebre su frase "barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?", el periodista Víctor Hugo Morales tiene otra faceta no tan conocida hasta hacía un tiempo.

Víctor Hugo emprendió desde la mitad de la década del '90 una batalla en soledad contra el Grupo Clarín. La privatización de las jubilaciones (AFJP) y del fútbol (TyC) fueron los temas que llevaron a Víctor Hugo a ponerse en la vereda opuesta del diario que más se lee en este país.

Durante la gestión de la presidenta Cristina Fernández, los fondos de las jubilaciones volvieron a ser estatales, se implementó el Fútbol Para Todos en pos de que todos los argentinos pudieran ver el fútbol de Primera División gratis -el objetivo de que TODOS accedan a ese beneficio aún no está cumplido, pero el programa llega a más de 25 millones de habitantes- y se diseñó una nueva ley que regula a los medios audiovisuales, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que reemplazó a la vieja e injusta Ley de Radiodifusión, sancionada durante la última dictadura militar.

Tengo desde hace unos meses el enorme placer de escucharlo durante las mañanas, y lo que más me atrae de Víctor Hugo Morales es su ilimitada libertad. Más allá de coincidir o disentir con sus posturas -en la gran mayoría estoy de acuerdo y minoritariamente discrepo-, es admirable que se enfrente a los poderosos a quienes muchos les temen y que emita su mensaje libremente en una radio en la que, generalmente, tiene colegas con una visión muy distinta a la de él.

En un año en el que se polarizó la política argentina, Víctor Hugo fue acompañado por muchos colegas en esa batalla que había emprendido, en un principio, solo, y fue tildado hasta el cansancio de "ultraoficialista" y hasta llegaron a decir que había sido comprado por el Gobierno, luego de haberse puesto en contra de la Resolución 125 en 2008 porque aquella era una medida bastante injusta. Incluso, la revista Noticias lo definió en esta semana como "el peor periodista del 2010", basándose en el resultado de una encuesta.

Simplemente, yo creo que, como dije en el párrafo anterior, Víctor Hugo es un periodista libre, que dice lo que tiene que decir y no se calla nada: si tiene que disparar contra algo o alguien, no duda en hacerlo. Y defiende a ultranza todo lo que considera justo.

Para intentar entender por qué hubo un supuesto giro de Víctor Hugo en su posición, su compañero en "La Mañana", Claudio César Ferri, redactó el año pasado la nota titulada "¿Qué le pasa a Víctor Hugo Morales?", que a continuación pegaré en el blog:


"Conozco a Víctor Hugo Morales desde 1981, cuando llegó al país a relatar fútbol en tiempos en los que aquellos que seguíamos las transmisiones radiales éramos casi devotos del relator de América, José María Muñoz.

Para la enorme masa futbolera casi no se concebía otra forma de hacer radio sin escuchar al gordo comunicarse con la Base Marambio en la Antártida, o poner al aire al Comisario Deportivo al término de cada partido para decir: “José María, para las autoridades de Lotería Nacional confirmamos que el resultado final del partido número seis del PRODE es local, Banfield 3 Independiente 0”.

El oriental fue imponiendo el “tá tá tá” a medida que el Boca de Diego Maradona trepaba en la tabla, hasta quedarse con el campeonato; y mientras tanto un programa de radio llamado “Sport 80” empezaba a abrirnos la cabeza. A contarnos que el Almirante Lacoste era algo más que el presidente del EAM’78. Que el ser derecho y humano no significaba pegarle con la diestra, ni distinto a la especie animal.

Y así fuimos creciendo, sacudiéndonos el polvo y derribando las arcaicas estructuras mentales, simplemente con el sano ejercicio de pensar. De hacer que una neurona se conecte con otra disparando una reacción energética, que lleva a un resultado final que ya no me acuerdo bien a dónde, pero que algo positivo sale de eso.

Llegamos a estremecernos con el “barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?”, y la vuelta olímpica de la selección argentina en México ’86.

A todo esto ya los conceptos de Víctor Hugo nos hacían empezar a sospechar que algún estofado raro se cocinaba en la calle Viamonte al 1300, en concomitancia con la empresa de la T que cada domingo a las 22 hs. daba vueltas en la pantalla y a partir de ahí podíamos ver el gol de Lanús del viernes a la tardecita. O a los treinta segundos de fama destinados a cada equipo que a la corporación del negocio no le resultaba funcional a sus intereses.

-¿Qué le pasa a Víctor Hugo?

Julio Grondona, asociado al gobierno nacional, pateó el tablero y rescindió el contrato de la empresa del grupo Clarín y le dio nacimiento al todavía muchísimo más perfectible “Fútbol para todos”. Noventa minutos de pantalla para un Boca – River, así como también para Tigre – Atlético Tucumán. Millones de argentinos abriéndole la puerta de su casa a Riquelme, Gallardo, Verón y otros tantos, sin la condición de tener la cuota del cable al día (cuando no el pago del codificado).

Víctor Hugo fue señalado como el vocero oficial de la movida aunque muchos no se percataron de la lucha titánica de más de quince años; durante mucho tiempo un grito en el desierto y ahora desatada en tormenta.

Casi en simultáneo se lanzó la “ley de medios”, a la que el periodista natural de Cardona adhirió fervorosamente después de hacer un concienzudo análisis que ya quisieran muchos haber realizado; pero para eso hay que vencer a la pereza, y a una de las cosas que más le cuesta al hombre: admitir los errores, el no tener razón.

Debate por le estafa de los empresarios a los clubes. Debate por la ley de medios, que limita la concentración de manejo de la información. Debate por la compra de 2 millones de dólares por parte del ex presidente Néstor Kirchner, quien dio sus razones en un correo electrónico y una chara telefónica con el periodista. Debate por aquello que, al menos, pone en tela de juicio el accionar de los grupos empresarios camuflados de “periodismo independiente”. Debate, debate, debate…

-¿Qué le pasa a Víctor Hugo?, es el latiguillo que de un tiempo a ésta parte me viene espetando mucha gente que sabe que comparto buena parte de la jornada laboral con Morales. “No lo escucho más, se vendió al gobierno. Defiende a los Kirchner”.

Recientemente consultado sobre si no temía ser catalogado como kirchnerista por sus comentarios, Morales dijo: "a lo único que le tengo miedo es a dejar de ser libre". Suele decirse que nunca hay que poner las manos en el fuego por nadie, pero en lo que refiere a la convicción principista de Víctor Hugo, al menos acerco las manos a medio metro de la hoguera.

# inciso necesario antes de continuar: el vínculo laboral y de amistad con Víctor Hugo nada tienen que ver con el fondo de la cuestión. Veintisiete años de periodismo (alternando muchas malas y algunas buenas) me dejan más que tranquilo ante lo que puedan pensar al leer éste comentario. Hago mención a éste periodista porque es a quien hacen referencia aquellos que me lo comentan. 

Solo me mueve, si así pudiera, el sacudir la estructura mental de quien expresa eso. Ahora si, al meollo de la cuestión.

¿Qué le pasa a Víctor Hugo? -“¿Está loco? Un día le da con un caño al Gobierno, y al otro día lo defiende?”, siguen repicando las voces.

¿Tan ciegos nos ponen el odio y la pasión que nos impide pensar y aceptar que las personas aciertan y se equivocan? ¿O nos ponen más contentos las actitudes rayanas con la obediencia debida?

¿Qué nos pasa como individuos y como sociedad en general?. ¿Tan corto tenemos nuestro límite de tolerancia, que nos impide siquiera escuchar a un pensamiento opuesto al nuestro?. ¿No podemos detenernos, prestarle atención y darle una chance mínima de razón a lo que aparece en la vereda de enfrente?

¿No cabe otra reacción que el apagar la radio y dar un imaginario portazo a quien con argumentos sólidos sostiene una postura distinta a la propia?

En definitiva, hacer un repaso o una segunda lectura a los argumentos de Víctor Hugo nos permitiría el sano y muchas veces olvidado ejercicio de pensar. Pero parece que muchos eligen la simpleza de la media vuelta y a otra cosa.

Durante años y años, y a modo de ejemplo, la sociedad se alimentó de la tapa del gran diario argentino. Es así que para muchos fue como la Biblia, palabra sagrada.

Hoy, quizá como un fariseo, hay alguien que nos dice que pensemos, que analicemos juntos lo que le pasa a la sociedad y su vínculo con los medios.

Debate, debate, debate…

¿Qué le pasa a la sociedad?

Está en cada uno de nosotros el aceptar el desafío a pensar o el fácil camino de cambiar el dial."

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