miércoles, 12 de enero de 2011

El complejo camino hacia las elecciones


Cuando el vicepresidente Julio Cobos votó en contra de la Resolución 125/2008, en la madrugada del jueves 17 de julio de 2008, comenzó de manera anticipada el camino hacia las elecciones que el domingo 23 de octubre de 2011 determinarán quiénes tendrán la responsabilidad de manejar el destino de este país por cuatro años.

La medida, que pretendía llevar las retenciones a las exportaciones de soja del 35 al 44,1 por ciento, fue el punto de inflexión de la gestión que la presidenta Cristina Fernández había empezado apenas unos meses atrás, en diciembre de 2007. A partir de ese momento se definieron aliados y opositores, y ese mapa no ha cambiado de forma trascendental hasta ahora.

LO QUE DEJÓ EL 2010. Un año y medio después del voto "no positivo" del Vicepresidente, el kirchnerismo, por primera vez en 6 años y medio, no fue mayoría en el Congreso. Se preveía que en 2010 la gestión se debilitaría y la oposición allanaría el rumbo para entrar a la Casa Rosada triunfante a fines del 2011. Lo primero lejos estuvo de suceder, y lo otro aún está por verse.

El año de la muerte de la figura central de la política argentina en los últimos 7 años, Néstor Kirchner, estuvo signado por la polarización: o se es oficialista o se es opositor; las posiciones neutrales y críticas escasearon.

De los temas que la oposición prometió tratar en el Parlamento (reforma del INDEC, control a los DNU y superpoderes, modificación y/o eliminación de retenciones a la exportación de soja, entre otros) pocos llegaron a buen puerto. El oficialismo, en ese sentido, salió victorioso, pues pudo trabar los proyectos que no le convenían. La supuesta mayoría opositora no fue tal, y el kirchnerismo demostró que sólo con negar el quórum -algo bastante común, pero que distorsiona la democracia entendida como el constante intercambio de ideas y acercamiento de posiciones- podía zafar de situaciones acuciantes.

En cuanto a los aspirantes a la presidencia, el final del 2010 nos deja con tres políticos muy fuertes en las encuestas: la actual presidenta Cristina Fernández, el diputado Ricardo Alfonsín y el jefe de Gobierno de Buenos Aires Mauricio Macri.

En el oficialismo el único dilema era pingüino o pingüina, y por un motivo lamentable que todos ya sabemos esa duda ya se despejó, aunque todavía falta la confirmación oficial. El único con proyección nacional del Frente Para la Victoria que puede tomar la batuta en caso de que Cristina no vaya por la reelección es Daniel Scioli.

En el radicalismo, Alfonsín profundizó ante la mirada de todos su intento de asemejar su imagen a la de su padre, y con eso le sobró: mientras el hijo del ex presidente se instaló como un serio contendiente, Cobos, tan dubitativo como en aquella madrugada del voto no positivo, prefirió no arriesgar. Y, casi como un golpe de knock out al Vicepresidente, el titular de la Unión Cívica Radical (UCR) Ernesto Sanz se instaló como candidato y le resta unos cuantos apoyos a Cobos y apenas unos pocos a Alfonsín.

Por último, el peronismo no kirchnerista tiene a Eduardo Duhalde, el intendente de Lomas de Zamora en los oscuros tiempos de la Triple A, como la única figura que puede aspirar a la Casa Rosada, aunque por el momento no consecha demasiadas adhesiones. Excepto, claro, en el sector de los que quieren a Videla. Por esto, es posible un acuerdo entre el peronismo disidente y Mauricio Macri, que se mostró ampliamente diferente al gobierno nacional en diciembre, con el tema de las tomas de espacios públicos y la decisión de no reprimir la protesta social. Macri es la expresión más rancia de la derecha neoliberal, y su gestión sería bastante parecida a la que nos dejó en ruinas durante los '90.

RUMBO A LAS ELECCIONES. Acaba de comenzar el año electoral, aunque las definiciones de candidatos y las campañas empezarán cuando el país vuelva a la actividad formalmente, en marzo. Como nunca, habrá desde toda la oposición un fuerte rechazo e intento de bloqueo a todas las propuestas del oficialismo. Son tan visibles las huellas de esta gestión que sus detractores no dudarán en unirse con tal de que no se profundice el modelo.

Como no es acertado hacer futurología, las razones del párrafo anterior se vieron en el final del 2010: agitación de la violencia, llamados a la xenofobia y designios de instalar en la población la sensación del caos total, para que a las urnas se vaya con bronca.

La única vez en que la gestión estuvo a punto de caerse en estos 7 años y medio fue durante 2008, en medio del conflicto con la Mesa de Enlace, donde se reúnen las entidades patronales del sector agropecuario, por las retenciones. Justamente hoy, la Mesa de Enlace prometió protestar si no hay acuerdos por la exportación de trigo.

Con un escenario favorable y una intención de voto que va del 30 al 45% para el oficialismo según distintas encuestas, sólo quedan 3 preguntas, que son las que van a pesar a la hora de votar: ¿repetirán los errores del 2008 que ya le costaron una elección? ¿Cómo responderán a los déficits en materia social? ¿Serán capaces de aguantar con hidalguía cada uno de los embates desestabilizadores de la derecha?

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