La Copa Davis, ¿un trofeo inalcanzable?
Aquel fin de semana de noviembre de 2008 en el que Argentina perdió de local en Mar del Plata ante España su mejor oportunidad para ganar por primera vez la Copa Davis queda ahora lejano en el tiempo. Discusiones por dinero, una excesiva soberbia y la carencia de un líder conciliador fueron las aristas que postergaron, una vez más, la obtención del máximo trofeo del tenis a nivel equipos para el conjunto argentino. Pero se puede afirmar que Argentina comenzó a perder esa serie mucho antes de que los jugadores salieran a la cancha.
Precisamente, fue desde pasada la semifinal contra Rusia que Argentina empezó a perder la final. En la semifinal, luego de un primer día con contundentes victorias, Nalbandian cayó junto a Guillermo Cañas en el dobles y, al día siguiente, perdió con Nikolay Davydenko en el cuarto punto, por lo que la serie quedó empatada en 2.
Juan Martín Del Potro, la figura emergente del tenis nacional, le otorgó el acceso al equipo argentino a la final con su triunfo sobre Igor Andreev. Ganar ese importante partido le significó a Del Potro la posibilidad de influir fuertemente en la toma de decisiones de cara a la serie contra España.
La discusión se ocasionó con la elección de la sede de la final: mientras Nalbandian optaba por jugar en su tierra natal, Córdoba, Del Potro prefería disputar la serie cerca de su ciudad de origen, Tandil.
Todo indicaba que se impondría la opinión de Nalbandian y la final se jugaría en el Orfeo de Córdoba, pero la Federación Internacional de Tenis (FIT), luego de aprobar ese estadio, se retractó y definió como sede de la final al Estadio Islas Malvinas de Mar del Plata, como pretendía Del Potro.
Nada fue igual desde ese momento. Surgieron los rumores de peleas entre las dos máximas figuras del equipo, que se enfrentaron tres veces en tres semanas seguidas antes de la serie contra España, con dos victorias para Nalbandian (en Basilea y París) y una para Del Potro (en Madrid).
Una semana antes de la final, Juan Martín Del Potro, contra las recomendaciones de sus compañeros de equipo, disputó por primera vez la Copa de Maestros en Shangai, China, a la que accedió tras su formidable segundo semestre de la temporada: títulos consecutivos en Sttutgart, Kitzbuhel, Los Ángeles y Washington, final en Tokio, semifinal en Basilea y cuartos de final en el US Open.
En Shangai fue eliminado tras ganar un partido y perder dos en el round robin, y deterioró su físico y su mente por el cansancio de la actividad y el viaje, por lo que disminuyó sus posibilidades de estar al cien por ciento para la final de la Copa Davis.
Al tiempo que Del Potro estaba en Shangai, la máxima figura del tenis español y número 1 en aquel momento, Rafael Nadal, anunciaba que no participaría de la serie final por una lesión en su rodilla derecha, con lo que las posibilidades de Argentina iban aumentando. En Mar del Plata, los otros jugadores argentinos –David Nalbandian, Agustín Calleri, José Acasuso y Guillermo Cañas como reserva- comenzaban a entrenar y asistían al casamiento de su compañero Juan Ignacio Chela.
Llegó Del Potro a Mar del Plata y, con él presente, continuaron las peleas. Primero por la velocidad de la superficie –para Nalbandian ideal, para Del Potro muy rápida-, y después por el dinero. Había para repartir casi 4 millones de dólares, de los cuales Nalbandian quiso llevarse más de la mitad.
Con un clima que no era el ideal, en la apertura de la serie final David Nalbandian hizo lo que mejor sabe hacer en la Davis: ganar. Derrotó al español David Ferrer por 6-3, 6-2 y 6-3. Pero en el partido siguiente, Juan Martín Del Potro, disminuido físicamente, desperdició esa ventaja y cayó por 4-6, 7-6 (2), 7-6 (4) y 6-3 ante Feliciano López. En la conferencia de prensa posterior, Del Potro dijo que le sorprendió el nivel de su rival y que tuvo un tirón en el aductor derecho, por lo que no sabía si iba a jugar el tercer día.
En el dobles, Nalbandian y Calleri perdieron un extraño partido (5-7, 7-5, 7-6 (5) y 6-3) ante la dupla española, conformada por Feliciano López y Fernando Verdasco. El momento clave fue en el tercer set: España iba ganando 5-1 y Argentina forzó el tie-break, en el que se imponía también 5-1, aunque el dúo español lo dio vuelta y se lo llevó por 7-5. Las chances de ganar la Copa Davis se diluían mientras se rumoreaba que Nalbandian, enfurecido, golpeó a Calleri en el vestuario.
Alberto Luli Mancini, el capitán argentino, decidió incluir en el último día a José Chucho Acasuso en lugar de Del Potro, para empatar la serie y estirar la definición hasta el quinto punto. Otra vez era Acasuso el que jugaba un partido definitorio, como aquel que dos años antes en Moscú perdió ante Marat Safin y, de esa forma, Argentina dejaba escapar su segunda posibilidad de quedarse con la Ensaladera de Plata.
Chucho se enfrentó a Fernando Verdasco, el mismo que el día anterior conformó la pareja ganadora del dobles. Con el ánimo por las nubes, Verdasco cerró la serie con su victoria sobre Acasuso por 6-3, 6-7 (3), 4-6, 6-3 y 6-1. De esta manera, España arruinaba la mejor chance argentina de ganar la Davis y encendía la hoguera.
El capitán argentino, Luli Mancini, renunció y se enfrentó en la conferencia de prensa, junto a Acasuso, a los periodistas argentinos. El que alzó la voz fue Guillermo Salatino, que les reprochó que el periodismo no había podido acceder a información concreta del equipo.
A dos años de aquella final, el periodista Jorge Viale, que escribe en el blog Fue Buena, es columnista de ESPN Deportes y ex redactor del diario Olé, piensa que en las anteriores dos finales que disputó Argentina (1981 y 2006) los motivos de la derrota fueron deportivos, pero no hay una sola razón por la que Argentina perdió la final del 2008, sino que se conjugaron muchos factores: la pésima organización, la mala relación entre Del Potro y Nalbandian y el hecho de que Acasuso no haya podido manejar la presión en el cuarto punto.
Por su parte, en el libro Enredados, Sebastián Fest plantea: “¿Qué futuro le espera a Argentina en la Davis? Las posibilidades están ahí, intactas. A veces el sorteo ayuda, otras no. Pero la clave pasa por formar un equipo. Y eso aún está en veremos”.
Precisamente, fue desde pasada la semifinal contra Rusia que Argentina empezó a perder la final. En la semifinal, luego de un primer día con contundentes victorias, Nalbandian cayó junto a Guillermo Cañas en el dobles y, al día siguiente, perdió con Nikolay Davydenko en el cuarto punto, por lo que la serie quedó empatada en 2.
Juan Martín Del Potro, la figura emergente del tenis nacional, le otorgó el acceso al equipo argentino a la final con su triunfo sobre Igor Andreev. Ganar ese importante partido le significó a Del Potro la posibilidad de influir fuertemente en la toma de decisiones de cara a la serie contra España.
La discusión se ocasionó con la elección de la sede de la final: mientras Nalbandian optaba por jugar en su tierra natal, Córdoba, Del Potro prefería disputar la serie cerca de su ciudad de origen, Tandil.
Todo indicaba que se impondría la opinión de Nalbandian y la final se jugaría en el Orfeo de Córdoba, pero la Federación Internacional de Tenis (FIT), luego de aprobar ese estadio, se retractó y definió como sede de la final al Estadio Islas Malvinas de Mar del Plata, como pretendía Del Potro.
Nada fue igual desde ese momento. Surgieron los rumores de peleas entre las dos máximas figuras del equipo, que se enfrentaron tres veces en tres semanas seguidas antes de la serie contra España, con dos victorias para Nalbandian (en Basilea y París) y una para Del Potro (en Madrid).
Una semana antes de la final, Juan Martín Del Potro, contra las recomendaciones de sus compañeros de equipo, disputó por primera vez la Copa de Maestros en Shangai, China, a la que accedió tras su formidable segundo semestre de la temporada: títulos consecutivos en Sttutgart, Kitzbuhel, Los Ángeles y Washington, final en Tokio, semifinal en Basilea y cuartos de final en el US Open.
En Shangai fue eliminado tras ganar un partido y perder dos en el round robin, y deterioró su físico y su mente por el cansancio de la actividad y el viaje, por lo que disminuyó sus posibilidades de estar al cien por ciento para la final de la Copa Davis.
Al tiempo que Del Potro estaba en Shangai, la máxima figura del tenis español y número 1 en aquel momento, Rafael Nadal, anunciaba que no participaría de la serie final por una lesión en su rodilla derecha, con lo que las posibilidades de Argentina iban aumentando. En Mar del Plata, los otros jugadores argentinos –David Nalbandian, Agustín Calleri, José Acasuso y Guillermo Cañas como reserva- comenzaban a entrenar y asistían al casamiento de su compañero Juan Ignacio Chela.
Llegó Del Potro a Mar del Plata y, con él presente, continuaron las peleas. Primero por la velocidad de la superficie –para Nalbandian ideal, para Del Potro muy rápida-, y después por el dinero. Había para repartir casi 4 millones de dólares, de los cuales Nalbandian quiso llevarse más de la mitad.
Con un clima que no era el ideal, en la apertura de la serie final David Nalbandian hizo lo que mejor sabe hacer en la Davis: ganar. Derrotó al español David Ferrer por 6-3, 6-2 y 6-3. Pero en el partido siguiente, Juan Martín Del Potro, disminuido físicamente, desperdició esa ventaja y cayó por 4-6, 7-6 (2), 7-6 (4) y 6-3 ante Feliciano López. En la conferencia de prensa posterior, Del Potro dijo que le sorprendió el nivel de su rival y que tuvo un tirón en el aductor derecho, por lo que no sabía si iba a jugar el tercer día.
En el dobles, Nalbandian y Calleri perdieron un extraño partido (5-7, 7-5, 7-6 (5) y 6-3) ante la dupla española, conformada por Feliciano López y Fernando Verdasco. El momento clave fue en el tercer set: España iba ganando 5-1 y Argentina forzó el tie-break, en el que se imponía también 5-1, aunque el dúo español lo dio vuelta y se lo llevó por 7-5. Las chances de ganar la Copa Davis se diluían mientras se rumoreaba que Nalbandian, enfurecido, golpeó a Calleri en el vestuario.
Alberto Luli Mancini, el capitán argentino, decidió incluir en el último día a José Chucho Acasuso en lugar de Del Potro, para empatar la serie y estirar la definición hasta el quinto punto. Otra vez era Acasuso el que jugaba un partido definitorio, como aquel que dos años antes en Moscú perdió ante Marat Safin y, de esa forma, Argentina dejaba escapar su segunda posibilidad de quedarse con la Ensaladera de Plata.
Chucho se enfrentó a Fernando Verdasco, el mismo que el día anterior conformó la pareja ganadora del dobles. Con el ánimo por las nubes, Verdasco cerró la serie con su victoria sobre Acasuso por 6-3, 6-7 (3), 4-6, 6-3 y 6-1. De esta manera, España arruinaba la mejor chance argentina de ganar la Davis y encendía la hoguera.
El capitán argentino, Luli Mancini, renunció y se enfrentó en la conferencia de prensa, junto a Acasuso, a los periodistas argentinos. El que alzó la voz fue Guillermo Salatino, que les reprochó que el periodismo no había podido acceder a información concreta del equipo.
A dos años de aquella final, el periodista Jorge Viale, que escribe en el blog Fue Buena, es columnista de ESPN Deportes y ex redactor del diario Olé, piensa que en las anteriores dos finales que disputó Argentina (1981 y 2006) los motivos de la derrota fueron deportivos, pero no hay una sola razón por la que Argentina perdió la final del 2008, sino que se conjugaron muchos factores: la pésima organización, la mala relación entre Del Potro y Nalbandian y el hecho de que Acasuso no haya podido manejar la presión en el cuarto punto.
Por su parte, en el libro Enredados, Sebastián Fest plantea: “¿Qué futuro le espera a Argentina en la Davis? Las posibilidades están ahí, intactas. A veces el sorteo ayuda, otras no. Pero la clave pasa por formar un equipo. Y eso aún está en veremos”.
El sorteo del 2011 deparó que Argentina enfrente de local a Rumania, en una accesible serie. Será fundamental que los jugadores se mentalicen en que son capaces de poder formar un equipo –aún sin tener una buena relación personal-, así, de una vez por todas, la Copa Davis deja de ser inalcanzable.
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