Otra trágica semana para el país. Y en los últimos dos meses, ya fueron varias. Primero Mariano Ferreyra, después los tobas en Formosa y, ahora, los cuatro muertos en Villa Soldati al cabo de los insólitos ataques a inmigrantes bolivianos y paraguayos que ocuparon el predio del Parque Indoamericano.
Bernardo Salgueiro (paraguayo, 24 años) y Rosemary Cupeña (boliviana, 28 años) el martes, Juan Castañares Quispe (boliviano, 38 años) el jueves y un hombre de 19 años, cuya identidad se desconoce hasta ahora, el viernes, fueron las víctimas de esta absurda ola de xenofobia.
Como no podía ser de otra manera, los afectados son siempre los pobres. El lunes, un gran grupo de familias se instalaron en el Parque Indoamericano, ocupando pequeñas porciones de territorio. Muchos para buscar un lugar en donde poder vivir -si a eso se le llama "vivir"- y otros tantos por oportunistas, pero lo cierto es que esas pobres familias quedaron envueltas en un conflicto político.
La tonta actitud por parte del Gobierno Nacional y del Gobierno porteño de deslindar responsabilidades, evidentemente, no conduce a nada. Que mandan a la Policía Federal o que va la Metropolitana. Muy distantes de atacar la raíz del problema, que es las pésimas condiciones de vida de los habitantes de las villas, la presidenta Cristina Fernández, a través de sus ministros, y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, se acusaron mutuamente por el descontrol en el que está sumido el sur de la Ciudad.
"¿Por qué no los deportan?" Eso se preguntan varios, tomando posición frente al conflicto y olvidando que la gran mayoría de la población de Buenos Aires tiene raíces italianas o españolas. ¿Qué hubiese pasado si Argentina no hubiese permitido el ingreso de nuestros abuelos inmigrantes hace 100 años?
Por otra parte, los problemas sociales de este país no se solucionan deportando extranjeros. Argentina es un país de fronteras abiertas y debería seguir siéndolo. En los países vecinos, la calidad de vida es muy inferior a la que se podría conseguir acá, y es por esto que hay un gran afluente de inmigrantes.
La ocupación del Parque Indoamericano es, al igual que la toma de colegios secundarios por parte de los estudiantes en septiembre, una forma de hacer visible un reclamo. ¿Cuánto espacio hubiesen ganado en los medios si iban con bombos y platillos a protestar a la Plaza de Mayo? Ni el diez por ciento de lo que consiguieron con la toma del parque.
De forma pacífica, los vecinos de los barrios que rodean el Parque Indoamericano quisieron negociar con los ocupas. Sin embargo, violentos barrabravas, como en la marcha que culminó con la muerte de Mariano Ferreyra, utilizaron su poder -un poder que sólo obtuvieron por su cercanía con dirigentes políticos- y profundizaron aún más el caos en Soldati.
La conclusión de este conflicto, que ayer llevó a que militaricen el parque con la presencia de Gendarmería para impedir entrar o salir del predio, es que, al cabo de esta semana, la sociedad debe aprender que, con xenofobia y sin políticas que apunten a los que menos tienen, el orden y el progreso seguirán estando muy distantes de nuestra realidad.
Por otra parte, los problemas sociales de este país no se solucionan deportando extranjeros. Argentina es un país de fronteras abiertas y debería seguir siéndolo. En los países vecinos, la calidad de vida es muy inferior a la que se podría conseguir acá, y es por esto que hay un gran afluente de inmigrantes.
La ocupación del Parque Indoamericano es, al igual que la toma de colegios secundarios por parte de los estudiantes en septiembre, una forma de hacer visible un reclamo. ¿Cuánto espacio hubiesen ganado en los medios si iban con bombos y platillos a protestar a la Plaza de Mayo? Ni el diez por ciento de lo que consiguieron con la toma del parque.
De forma pacífica, los vecinos de los barrios que rodean el Parque Indoamericano quisieron negociar con los ocupas. Sin embargo, violentos barrabravas, como en la marcha que culminó con la muerte de Mariano Ferreyra, utilizaron su poder -un poder que sólo obtuvieron por su cercanía con dirigentes políticos- y profundizaron aún más el caos en Soldati.
La conclusión de este conflicto, que ayer llevó a que militaricen el parque con la presencia de Gendarmería para impedir entrar o salir del predio, es que, al cabo de esta semana, la sociedad debe aprender que, con xenofobia y sin políticas que apunten a los que menos tienen, el orden y el progreso seguirán estando muy distantes de nuestra realidad.
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